Cataratas del Paraíso

En el año 2009 se estrenó la película Up, en la que el protagonista sueña con conocer las Cataratas del Paraíso. Para lograrlo, eleva su casa con miles de globos llenos de helio y emprende un vuelo fantástico. Lo que pocos saben es que esas cataratas fueron inspiradas en el Salto Ángel, ubicado en Venezuela. Después de ver la película, sentí una profunda inspiración. No usé globos, pero sí un boleto de avión para vivir mi propia aventura.

Llegada al campamento

Para llegar al Parque Nacional Canaima, donde se encuentra el salto, solo se puede acceder por vía aérea. Volé desde Caracas, y en poco más de una hora recorrí los 648 kilómetros (km) que separan la ciudad de este lugar mágico.

Desde el avión ya se puede observar un enorme tepuy (palabra que significa “la casa de los dioses” en la lengua nativa de los pemones, indígenas que habitan toda esa zona) y que es una imponente montaña rocosa, que a primera vista era una enorme pared. Casi al aterrizar solo se ve la zona boscosa, hasta que de repente se puede observar el campamento base ubicado alrededor de la laguna Canaima.

Este es el punto de llegada porque es el lugar donde hay aeropuerto. Sin embargo, el Salto Ángel se encuentra aproximadamente a 46 km de allí. Después de aterrizar me dirigí a mi sitio de hospedaje, que, como la mayoría de los hospedaje se encuentra alrededor de la laguna Canaima, cuya agua color ámbar me regaló la primera postal que quedaría grabada en mi memoria: los saltos llamados El Hacha y La Golondrina escoltados por el Tepuy Kusary al fondo.

Vista desde el lado sur del Auyán Tepuy, la vasta montaña en forma de mesa de la que desciende el Salto Ángel

Después de admirar por unos minutos tal belleza, ese mismo día crucé la laguna en bote y caminé hasta el Salto El Sapo, donde pude vivir la experiencia de pasar por detrás de la cascada, que salta como un sapo. Luego retorné a la base a descansar, pues al día siguiente saldríamos hacia el Salto Ángel.

Camino al Salto

Luego de un desayuno madrugador, empieza una caminata hasta el lugar donde debemos abordar la canoa, embarcación en la que emprendemos un recorrido de cuatro horas a lo largo del río Carrao y el río Churun, hasta llegar al Salto Ángel. En tu navegación por ese camino puedes observar a tu alrededor distintos tepuyes que hacen de tu experiencia algo inolvidable. Luego de unas 3.5 horas de camino ya se empieza a divisar el imponente Auyan Tepuy, que en la lengua de los indígenas pemones, significa la “montaña del diablo”. Es el tepuy más grande de Venezuela con una superficie de 705 kilómetros cuadrados y una altura de casi 1 km. Es desde uno de sus extremos donde cae el Salto Ángel.

Después de bordearlo y admirarlo, llegamos hasta su base, desde este punto se podía tener una vista más cercana y majestuosa. Emprendimos una caminata de una hora aproximadamente a lo largo del bosque, para poder llegar al mirador y finalmente poder ver más de cerca al salto, cuyo nombre en Pemón es: Kerepakupai Vená, que significa “salto del lugar más profundo”. Tiene una altura de 979 metros, de los cuales 807 metros son de caída ininterrumpida, sin embargo, el nombre de “Salto Ángel” se lo dió un venezolano en honor a Jimmie Angel, un aviador estadounidense que “descubrió” esta catarata en 1937 al sobrevolarla con su avioneta.

La neblina y las nubes rodean los imponentes acantilados

Regreso al campamento

Después de una estancia de una media hora admirando a esta maravilla y fijar esa imagen en mi memoria para siempre, emprendimos el regreso por la zona boscosa para retornar al campamento ubicado en la base del salto donde pasaríamos la noche. Al amanecer, abrí los ojos y tuve un encuentro con el Salto Ángel que parecía me observaba durante mi sueño, fue algo simplemente magistral y desayunar unas arepas con esa vista, fue una experiencia inolvidable para mi. Luego del desayuno emprendimos el regreso al campamento Canaima, con la satisfacción de haber vivido y admirado esta maravilla natural y con el amplio deseo de volver siempre.

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