¿Amigos o congelados?

A medio camino entre el Polo Norte y Noruega, en las islas de Svalbard, se desarrolla una historia de convivencia entre los osos polares y las personas que llaman hogar a este país de las maravillas heladas. Atraídos por la oportunidad de sumergirse en una experiencia remota del Ártico, los 2,700 residentes humanos de Svalbard no se dejan inmutar por su clima extremo y su naturaleza helada.

Dentro del paisaje congelado, los osos polares reinan como los depredadores terrestres más grandes de la Tierra. Un oso polar macho adulto puede pesar hasta 1,300 libras (600 kilogramos) y al pararse sobre sus patas traseras, puede medir 10 pies (3 metros) de altura.

Osar saber

Los científicos estiman que alrededor de 300 osos polares deambulan por las vastas 23,570 millas cuadradas (61,450 kilómetros cuadrados) de Svalbard. Con aproximadamente el 60 por ciento del archipiélago cubierto de glaciares, ofrece un refugio para estas criaturas, proporcionando lugares de caza vitales y un santuario para su supervivencia.

Los osos polares son naturalmente curiosos y se han adaptado a un ambiente estéril investigando cualquier cosa que pueda ser una fuente de alimento. Los encuentros con humanos pueden ocurrir cuando los osos polares se aventuran cerca de asentamientos o estaciones de investigación en busca de comida, impulsados por su notable sentido del olfato y su instinto por sobrevivir.

Opuestos polares

Las regulaciones locales gestionan cuidadosamente la relación entre los seres humanos y los osos polares en Svalbard para garantizar la seguridad en ambos lados. Por ley, las personas que se aventuran fuera de los límites de la ciudad portan armas de fuego y pistolas de bengalas para disuadir posibles enfrentamientos. Disparan rifles para hacer ruido. Esta medida de precaución reduce la probabilidad de conflicto. Dispararle a un oso polar es legal sólo en casos de peligro inminente.

La dieta de un oso polar incluye aves, peces y ballenas, pero prefieren a las focas. El hielo marino les proporciona excelentes plataformas para buscar a su presa favorita. Sin embargo, con el cambio climático, los osos polares pasan más tiempo en la costa, donde es más probable que se crucen con un ser humano. Un informe de 2017 encontró que el 61 por ciento de los ataques ocurren cuando un oso polar está desnutrido.

Tácticas árticas

Además de llevar elementos disuasorios, los residentes de Svalbard utilizan una variedad de estrategias para mantenerse seguros. Al acampar, por ejemplo, instalan cables trampa y se turnan para vigilar durante la noche. En casa, dejan las puertas sin llave, en caso de que tengan que escaparse rápidamente. Los conductores a menudo estacionan sus motos de nieve con las llaves en el encendido para poder irse rápido.

A medida que la pérdida de hábitat hace que las personas y los osos polares se acerquen, los investigadores se ponen a estudiar cómo mitigar el peligro para ambas poblaciones. Una gestión respetuosa puede fomentar un futuro compartido que beneficie a los humanos y proteja a las criaturas magníficas de nuestro planeta.

Traducción de ProZ Pro Bono

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